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miércoles, 22 de octubre de 2008

UNA LEYENDA DE CHOCOLATE


Os queremos explicar una leyenda. Leyenda que, como acostumbra a pasar, no deja de ser historia auténtica. Sucedió hace un par de semanas En tiempos de La Oca en el Océano. Vino un matrimonio que pidió tomar un chocolate con corroscones. Se lo preparamos y cuando se lo servimos, con un corazón dibujado en la superficie del chocolate espeso y humeante, nos dijeron que habían venido porque unos amigos suyos se lo habían recomendado y les habían dicho - atención - que En tiempos de La Oca en el Océano servíamos EL MEJOR CHOCOLATE DEL MUNDO. Nos quedamos anchos como las letras precedentes, en mayúsculas. Pero faltaba algo: que lo probaran ellos. Lo probaron y cuando volvimos a hablar, con las tazas limpias y los corroscones desaparecidos, nos dijeron que efectivamente sus amigos tenían razón: QUE SERVIMOS EL MEJOR CHOCOLATE DEL MUNDO. Nos quedamos todavía más anchos que antes, como si lo hubiesen dicho con letras más anchas. Y es que esto de que reconozcan tus desvelos es algo que siempre complace.
Ya lo sabeis pues: no sabemos si será el mejor chocolate del mundo pero si quereis tomar un buen chocolate (y un buen café, y un buen té, y una buena repostería, y etc.) no dejéis de venir En tiempos de La Oca en el Océano, en Ruente, en el Real Valle de Cabuérniga, en Cantabria.
Hasta pronto.
Va, venga, ahí va una poesía, por si sois de los que no os sacudis el trabajo de encima a la hora de limpiar la mesa, cocinar, llenar el lavaplatos, etc... por falta de una madre que os cuide o por la flaqueza de una mujer que no ha podido resistir. También puede ser por la falta de un padre que os cuide o de un marido hacendoso, también puede ser que uno esté sólo o que... En fin, sea como sea: En tiempos de La Oca en el Océano teneis a unos amigos interesados en cuidaros, ofreceros un café o un chocolate estupendo o alojaros en nuestra limpia, cuidada y bien decorada posada situada en un lugar mágico y bellísimo. A cambio sólo teneis que dejar unos euros, así de fácil.

EL INUTIL DESAMPARADO

Las diez de la mañana,
vasta extensión del mantel,
platos, vasos y sobras,
jarras en el anaquel.
Colillas en los platos,
el sol sobre la mesa,
la hora del desayuno,
está la mente espesa,
mermelada y tostadas,
bocado en la cuchara,
los Kellog's en la taza,
el engullir se prepara.
Hojas de Karma-7,
de aceite una mancha,
la vajilla grasienta,
lo ocupado se ensancha.

Sin madre que le cuide..

Restos en los platos,
pringosa salsa aquélla,
Johny Walker en vaso,
vacía la botella.
El Capitán Frudesa,
dos gambas al ajillo,
la noche antes la cena,
ciruelas y membrillo.
Vasos y platos sucios,
acre olor a fritos,
leche Pascual en el brick,
los demonios y los mitos.
Desorden en la mierda,
las manzanas podridas,
mondarajas y migas,
las hogazas mordidas.

Sin madre que le cuide...

Piel de plátano y moscas,
oh, cuánto sitio falta,
mezcla en la cafetera,
café, achicoria y malta.
Agobio del espacio,
pereza tras el cenar,
infame caos colosal,
ahora el mal yantar.
Servilleta arrugada,
la explosión se prepara,
del espacio el agobio,
la mano se dispara.
El Ketchup por el suelo,
vorágine espantosa,
las sobras contra el cristal,
el gran furor acosa.

Sin madre que le cuide...

Al aire la leche Ato,
cereales cagaderos,
manchan la estancia aquella,
Choco-Smacks traicioneros.
Plato que va volando,
mahonesa que estalla,
ojos desorbitados,
el hambre que se acalla.
De alta tensión los cables,
los pájaros sobre ellos,
fijo miran la escena,
tras los vidrios aquellos.
Explosión de Duralex,
vuela, vuela revista,
torbellino de pasión,
la mesa está lista.

Sin madre que le cuide...
Ni esposa que resista.

Martí Pié.
Primer premio en el V Premio de poesía "Vila de Sant Boi".